¿A poco hablamos árabe?
مرحبا
¡Ay! A mi también se me dificultó entender todos esos contextos históricos en entradas pasadas. ¡Basta ya de tanta narrativa! ¡Vayamos a algo menos tedioso! ¿Sabías qué en nuestra lengua tenemos al rededor de unos 4000 arabismo?
Una buena manera de comprender la historia de la España árabe es verla en su imagen lingüística, estudiando el significado de los 4000 arabismos que existen en nuestra lengua.
Los Árabes le enseñaron a Europa el álgebra, la química y el refinado y frívolo arte de la cetrería.
Palabras que provienen del árabe:
Nombres de las aves de presa
como “halcones”:
(Alcahaz-> jaula en la que se encerraba a esas temibles
aves. Alcándara-> la percha en que dormían)
Alfaneque Tagarote
Lanner falcon, Falco biarmicus, at Kgalagadi Transfrontier
Park, Northern Cape, South Africa (34447024731).
|
http://www3.gobiernodecanarias.org/medusa/ecoescuela/ recursosdigitales/2017/03/02/halcon-tagarote/ |
Baharí Borní
Pereida P. (2012), Original "Baharí", técnica Gouache sobre papel Canson de color. https://pablopereira.es/laminas-de-fauna/original-barahi/ |
Sacre Neblí
https://www.infoanimales.com/el-halcon-sacre |
https://neblicentrodehalcones.com |
y otras.
Existen catálogos especiales de arabismos, y excelentes
estudios históricos y etimológicos sobre ellos. Desde el punto de vista cultural, el fin del califato
coincide prácticamente con el comienzo de los siglos más esplendorosos de la
España árabe.
Judío que al bautizarse en 1106 pasó a llamarse Pedro Alfonso, escribió en árabe una colección
de cuentos originales (traducida al latín “Disciplina clericalis”),
cautivó durante siglos a lectores europeos.
Es un verdadero elogio decir que la literatura hispanoárabe
se medía gallardamente con la Bagdad, la de El Cairo, la de cualquier otra
provincia del vasco mundo islámico. Esos siglos de oro españoles son siglos de
oro de la cultura árabe.
El numeroso vocabulario español de origen árabe procede sobre todo de la época de expansión y florecimiento de los largos siglos en que todas las grandes ciudades cristianas (Tarragona, Zaragoza, Toledo, Mérida, Córdoba, Sevilla), ricas y populares desde los tiempos romanos, vivieron, cada vez más ricas y populares, bajo el dominio islámico.
El vocabulario español de origen árabe nos deja una primera imagen de tolerancia y
apertura por parte de los musulmanes, y de admiración y seducción por parte de
quienes tuvieron un contacto humano con ellos.
Desde un principio los árabes se casaron con mujeres españolas. El esplendor espectacular de la España musulmana se debió a todos sus pobladores, árabes y mozárabes por igual.
La palabra mozárabe significa simplemente “arabizado”. Todos ellos se arabizaron en la medida que quisieron. Solo al principio hubo esporádicos intentos de independencia.
Me impresiona y alegra que en ese mismo siglo, los obispos
cristianos de la zona andaluza celebraban, sin molestia alguna, un concilio en
plena ciudad de Córdoba (año 839). Sin ninguna censura ni política religiosa,
varios autores eclesiásticos escribieron todo lo que quisieron. Los musulmanes
dejaron que los antiguos pobladores siguieran rigiéndose por el Fuero Juzgo de
los visigodos, y nunca recurrieron a la violencia para hacerlos abandonar su
credo cristiano. Los muchísimos cristianos que abrazaron la fe de Mahoma lo
hicieron por su propia voluntad y conveniencia.
Los árabes fueron horticultores, molineros, carpinteros,
alfayates (sastres), talabarteros, almocrebes
(arrieros), alfajemes (barberos), panaderos,
cocineros, marineros, pescadores, agricultores, en cultura del aceite (aceite y
aceituna son palabras árabes), en medicina y farmacia, en pesas y medidas,
grandes constructores y decoradores, albéitares (veterinarios), alatares
(perfumistas), etc.
Toda esta información puede dividirse en el estudio
lingüístico de los arabismos, lo cual equivale a conocer historia cultural de
España y de buena parte del mundo. Siempre se le ha dado un lugar prominente a
las “grandes palabras” que se refieren al pensamiento matemático y la
especulación científica.
En matemáticas:
Las palabras cero, cifra, algoritmo y guarismo son ejemplos que permanecen al pensamiento matemático.
Los árabes hicieron que toda Europa abandonara la numeración romana, que es tan incómoda para sumar, restar, multiplicar y dividir. Introdujeron el concepto del “cero”, que no existía en la tradición grecorromana, y enseñaron un método totalmente nuevo de “reducción”, que es el álgebra.
Las palabras cero, cifra, algoritmo y guarismo son ejemplos que permanecen al pensamiento matemático.
Los árabes hicieron que toda Europa abandonara la numeración romana, que es tan incómoda para sumar, restar, multiplicar y dividir. Introdujeron el concepto del “cero”, que no existía en la tradición grecorromana, y enseñaron un método totalmente nuevo de “reducción”, que es el álgebra.
En especulación científica:
cenit, nadir y acimut, también la palabra alquimia.
Méndez, N. (2014). LA PIEDRA FILOSOFAL. septiembre 20, 2018, de La Química A Tus Manos Sitio web: https://nicolasmendezarias.wordpress. com/2014/07/01/la-piedra-filosofal/ |
Los árabes fueron grandes astrónomos; y si alguien cree que
la alquimia no significa gran cosa, es porque no sabe la importancia que en la
historia de la ciencia tuvo la piedra filosofal (la piedra filosofal es una sustancia alquímica legendaria. Según se pensaba, ésta era capaz de convertir metales como el plomo en oro, pero por lo que es aún más conocida, es porque se cree que podría otorgarle inmortalidad a su portador).
Alcanfor, atíncar, azogue, almagre, alumbre, álcali y alcohol son arabismos.
Jardinería y horticultura:
Árboles y arbustos -> la arrayán, la adelfa, el alerce, el acebuche.
Plantas y flores-> la alhucema, la albahaca, el alhelí, el azahar, el jazmín, la azucena y la amapola.
Frutas-> el albaricoque, el albérchigo, el alfónsigo (pistache), el alficoz, la sandía, el limón, la naranja, la toronja, el higo jaharí, la manzana jabí y la granada zafarí.
Agricultura-> la atarjea, la acequia, el aljibe, la noria, la zanja, el algodón, el arroz, la caña de azúcar, el azafrán, el ajonjolí, la alubia, la berenjena, la zanahoria, la alcachofa, etc.
Economía y comercio-> ceca “casa de moneda”, almacén, alcaicería
“bazar”, atijara “comercio”, almoneda, alhóndiga, alcancía, aduana, tarifa,
arancel.
Arquitectura y mobiliario-> alarife “arquitecto”, albañil,
adobe, azulejo, tabique, almofía, almohada, almadraque
“colchón”, alfombra, alifafe “colcha”.
Vestimenta y lujo-> el alquicel “capa”, el tunecí, el
bocací, la almejía “túnica”, los zaragüelles “calzones”, etc.
Te preguntarás ... ¿Por qué la mayoría de las palabras árabes
comienzan con “al”?
Pues esto tiene una sencilla explicación. Ese al- es el artículo árabe, que en los
arabismos ha quedado incorporado al resto de la palabra. Por lo demás el
artículo está asimismo en palabras como acequia,
adelfa, ajonjolí y arrayá,
reducido a a- por efecto a la
consonante que sigue.
A menudo, en efecto, las palabras de donde proceden no son originalmente árabes, sino adaptaciones de voces de las gentes con quienes los árabes tuvieron trato. Hay arabismos procedentes de Marruecos, Egipto, Siria, Persia, India, Bengala y más allá.
Por ejemplo el cero y
el ajedrez nos llevan a la India; la naranja y el jazmín, a Persia.
Algunos arabismos nunca fueron populares, así como hoy en día
no es popular gran parte del vocabulario científico o técnico, o el que emplea
las clases sociales refinadas. Ejemplo: Almanaque
fue y sigue siendo popular.
También provienen del árabe los pronombres indefinidos fulano y mengano, la expresión de balde o en balde, la partícula demostrativa he de “he aquí”, “he allí”, el
importantísimo nexo sintáctico hasta (cada
vez que decimos “desde… hasta…” hacemos funcionar una estructura gramatical “mestiza”),
y algunas interjecciones, como el arcaico ¡ya!,
muy frecuente en el Poema del Cid,
y sobre todo el frecuentísimo ¡ojalá! (“¡tal
sea la voluntad de Alá!”), que en Europa renacentista pudo prestarse al chiste
de que los españoles adoraban al Dios islámico.
Ese “si Dios quiere”, o “que Dios te ampare”, o “bendita la
madre que te parió”, es herencia de los árabes que no pasaron al español con su
materia lingüística, sino sólo con su espíritu.
La influencia del árabe en la morfología de nuestra lengua es muy tenue: el único caso seguro es el sufijo –í de marroquí, alfonsí, sefardí, etc. En cuanto la pronunciación, la
huella del árabe es nula.
Es bastante amplia la herencia árabe en el español. ¿No es así? ¿Tú qué opinas?
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REFERENCIAS
Alatorre, A. (2008). LOS 1001 AÑOS DE LA LENGUA ESPAÑOLA. 3ª ed. México: Editorial FCE.
Alatorre, A. (2008). LOS 1001 AÑOS DE LA LENGUA ESPAÑOLA. 3ª ed. México: Editorial FCE.
Méndez, N. (2014). LA PIEDRA FILOSOFAL. septiembre 20, 2018, de La Química A Tus Manos Sitio web: https://nicolasmendezarias.wordpress.com/2014/07/01/la-piedra-filosofal/
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